Ha llegado el día.
Después de más de setecientos cincuenta kilómetros andados, atravesando las comunidades de Navarra, La Rioja, Castilla-León y Galicia, estamos a punto de concluir el Camino de Santiago.
Han sido treinta y tres jornadas, que ningún peregrino, con independencia del motivo que le haya llevado a calzar zapatillas, portar mochila y apoyarse en los bastones, olvidará en su vida.
Atrás han quedado los bosques navarros, las cepas riojanas, la vasta meseta castellana e incluso los montes de León y el mítico O Cebreiro.
El caminar se torna sereno, quizás por miedo a terminar y no saber o no querer qué hacer después.
Sobre pistas de hojarasca, entre eucaliptos y robles, atravesamos las últimas aldeas de O Pino.
El siguiente y último, será el municipio de Santiago que comienza allá en lo alto, junto al aeropuerto.
Lo normal es comenzar esta etapa en torno a las seis de la mañana si se va a paso rápido o antes.
El motivo, poder estar a las doce del medio día en la Catedral de Santiago, para asistir a la Misa del Peregrino.
Acto que estoy seguro no equivocarme, al que asisten más del noventa por ciento de los caminantes, con independencia de sus creencias religiosas.
Nosotros teníamos previsto estar un día más en Santiago, por lo que esta última etapa nos la tomamos con más calma.
De todas formas y siguiendo el "rito", nos amaneció andando.
Amanece saliendo de Pedrouzo
El sol quiere acompañarnos en la última jornada
El ganado, con el rocío de la madrugada aún visible, comienza a rumiar
Enseguida, el camino se convierte casi en una romería..
....Todos queremos llegar pronto a Santiago
Por una pista de tierra cubierta de hojarasca, llegamos a la aldea de San Antón, de la parroquia de Arca, que toma el nombre de una capilla asolada por un incendio.
Carballos autóctonos y eucaliptos de reforestación nos acompañan hasta llegar a Amenal, de la parroquia de San Miguel de Pereira. Atravesamos el río Brandelos y cruzamos la ya para nosotros familiar N-547, para por un fuerte repecho ascender a Cimadevilla, último núcleo del Concello de O Pino.
La subida continua durante más de un kilmetro, en donde un pronunciado giro a la derecha nos adentra en un tramo más asequible, teniendo a nuestra izquierda las balizas del aeropuerto de Santiago. (Aeropuerto de Lavacolla).
Entramos en el municipio de Santiago.
Monolito esculpido con el bordón, la calabaza y la vieira anuncian la entrada.
Como decíamos al principio, el afán por llegar hace que peregrinos monten sus tiendas de campaña al borde del Camino.
No hay problemas de seguridad.
Llegamos a San Paio, para después adentrarnos en la parroquia de Sabugueiral
Capilla de San Paio
Poco después llegamos a Lavacolla, en donde reponemos energía y dejamos constancia de nuestro paso con la típica fotografía junto a la silueta en acero de un peregrino.
Iglesia de San Pelayo en Lavacolla
Cementerio de Lavacolla, que como es tradición, rodea a la Iglesia.
Cruzamos la carretera y tomamos el desvío a Villamaior.
En apenas cien metros atravesamos el río Sionila, cubierto de ovas y conocido como el Arroyo de Lavacolla, lugar en donde los peregrinos se despojaban de sus sucias vestimentas y se lavaban en vista de su próxima llegada a Santiago. Nos faltan 10 kms.......
Río Sionilla o arroyo de Lavacolla
Recuerdo de nuestro paso por el arroyo.
Aquí se acaba la tierra y comienza el asfalto. Un cómodo ascenso nos llevará hasta el Monte do Gozo, pasando por los centros de la TVG y de RNE.
Ascenso suave pero continuo....hay quien aprovecha la cuneta para avanzar.
Centros de la TVG y RNE
Después de atravesar la urbanización de San Marcos, llegamos al Monte Do Gozo y en lugar de seguir de frente, nos desviamos al monumento erigido en el Año Jacobeo de 1993. El mismo año en que se inauguró el cercano albergue de peregrinos, el más grande del Camino que puede albergar 300 peregrinos y 800 en los Años Xacobeos.
Monumento erigido en 1993
Capilla de San Marcos en el Monte do Gozo
Desde el Monte Do Gozo, se ve por fin Santiago de Compostela y las torres barrocas de su catedral.
Desde aquí en una permanente bajada pasando por el Burgo de las Naciones entramos en Santiago por una pasarela bajo la cual transitan las vías del tren y la autovía..... El progreso....
Ahora nos queda dar un gran rodeo para entrar en el casco histórico por donde se encontraba la Porta do Camiño.
Entramos en el casco histórico
Al fondo pueden verse las torres de la catedral.
El recuerdo de todo peregrino.......
Catedral de Santiago con multitud de peregrinos que rinden Camino ante el Apóstol
Después de llegar a la Plaza del Obraidoro y de superar el momento de decir, ¡lo conseguimos¡ hay que planificar los que se va a hacer.
Si se ha llegado antes de las doce del medio día y se quiere asistir a la Misa del Peregrino, lo primero será intentar coger un buen sitio en el interior del templo para no perder detalle de la celebración litúrgica.
En todas las Misas del Peregrino hacen mención de los que llegaron en la jornada anterior y de su procedencia.
Oir en el transcurso de la Misa nombrar el lugar del que procedes es también un momento de alegría.
Asistiendo a la Misa del Peregrino
Después de tantos kilómetros cualquier sitio es bueno para descansar.
Peregrino en los bancos del interior de la catedral...... nadie le dirá nada.
Después habrá tiempo de obtener la Compostela, previa presentación de la credencial del peregrino debidamente sellada y haber pasado a formar parte de la estadística.
Una vez conseguida, tenemos todo el tiempo para perdernos por las estrechas calles, admirar los uno y cien monumentos que esta ciudad atesora y disfrutar del ambiente y de la amabilidad de los gallegos.
Los atardeceres en Galicia son famosos.
La catedral y Plaza del Obradoiro a la puesta del sol.
Una imagen muy frecuente es la de los peregrinos tendidos sobre las losas de la Plaza admirando la grandiosidad de la fachada de la catedral y quizás.........¡seguro¡, recordando las mil y una anécdotas que formarán parte de su experiencia vital.
Dejándose llevar.....
Los fines de semana es fácil oir los cantos de la tuna universitaria que bajo los soportales de la Plaza del Obradoiro, dan colorido a la noche compostelana.
He querido añadir una serie de fotografías, tomadas al azar de mi colección de recuerdos del Camino para mostrar el ambiente que reina en la ciudad Xacobea.
Por último....los dos documentos que todo peregrino guardará para siempre:
LA CREDENCIAL
Sellos del Camino
Vista parcial de una de mis credenciales del Camino de Santiago.
Sellos del Camino
Vista parcial de una de mis credenciales del Camino de Santiago.
LA COMPOSTELA
Monumento al Peregrino en la actualidad
Actualización 2018.-
En la descripción de esta etapa habrá podido ver una fotografía con el monolito de entrada al municipio de Santiago.
Su lugar primitivo de emplazamiento ha sido trasladado más a la izquierda, alejándolo de la carretera y aprovechando una pista que han abierto para mejor transitar de los caminantes.
La comodidad en este sitio, como en tantos otros, va en menoscabo del encanto originario; pero.......
En el monumento al peregrino en el Monte do Gozo, su base se ha convertido en un acopio de piedras y enseres, que ofrecen un aspecto deplorable.
También hemos observado como desde el Monte do Gozo hasta prácticamente la entrada a Santiago, se ha hecho una nueva pista de características similares a la anterior.
Aquí, creo que con acierto, pues ya estamos propiamente en Santiago y la aglomeración de peregrinos es grande y se ha pretendido evitar los peligros inherentes a circular por el arcén en una zona de muchas curvas.
Y por último hemos visto con tristeza como el anuncio de la entrada a la ciudad jacobea, ha sido "decorado" por los mal llamados peregrinos, que lo han convertido en algo que no es digno de la ciudad.
He subido alguna foto para que se pueda comparar el aspecto que tenía años atrás con el presenta en la actualidad.
Indicativo de entrada a Santiago en la actualidad.
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EPÍLOGO:
Cuando en 1994 hice mi primer Camino desde Roncesvalles en bicicleta de montaña, cuando acabé me dije: "el Camino es para hacerlo andando"; sin tan siquiera pensar que algún día podría cumplirse ese deseo.
Trascurrieron los años..... y a principios de 2010, pensamos que sería bonito revivir la experiencia pero esta vez a pie.
No lo dudamos. Empezamos a planificar etapas, alojamientos, fechas, etc, etc, estando seguros que los haríamos realidad.
En el año 2010 hicimos el tramo entre Roncesvalles y Burgos. En 2011 el trayecto Burgos-León y en 2012, desde la capital leonesa hasta Santiago de Compostela.
Posteriormente, los años siguientes hemos hecho distintos tramos, unas veces terminando en Santiago y otras por Castilla-León.
Desde 2010 mi cumpleaños he tenido la suerte de celebrarlo en la ruta Xacobea y éste que viene si Dios quiere también. Además coincidirá que será el día de nuestra nueva llegada a Santiago.
El Camino es una experiencia única. Por más que se quiera contar, describir, es imposible plasmarlo con palabras. El Camino hay que vivirlo.
Hemos conocido cientos de personas que llegaron a él por diversos motivos, (recuerdo ahora a un joven mexicano con el que anduve unos kilómetros, allá por los Montes de Oca, que me contó que su padre, que también lo había hecho, se lo pagó con motivo de la terminación de sus estudios de medicina. Y como su padre haría en su momento, atravesó medio mundo para hacer el Camino) y no todos lo hicieron sin problemas, sobre todo físicos; pero a pesar de los inconvenientes, todos..y digo todos, quedaron "enganchados" y deseosos nada más terminarlo, de esperar una nueva oportunidad para mezclarse con esas miles de personas anónimas que dirigen sus pasos siempre al oeste, en dirección a la tumba del Apóstol.
Si alguien que haya leído estas etapas ha sentido el deseo de hacerlo, quedaré doblemente agradecido. Y si ha ocurrido, no dude en contactar conmigo, que pondré a su disposición la experiencia adquirida a lo largo de todos estos años.
Sólo queda poner fin y lo hago con dos expresiones típicas de la ruta Xacobea.
La primera es el primitivo saludo que daban los peregrinos: Ultreia et Sueia.
La segunda es la que se oye cientos y cientos de veces en la jornada: BUEN CAMINO.
José Espino.
2018.
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