El día de esta etapa era especial.
Un sentimiento encontrado nos hacía sentir contentos por haber logrado llegar a Burgos después de once días de camino, atravesando las Comunidades de Navarra y la Rioja y adentrarnos bastante en la de Castilla-León.
Habían sido 264 kilómetros, en que habíamos sentido cada parte de nuestro cuerpo al principio protestar; pero con el paso de las jornadas, hacer un todo con la mochila y producir una simbiosis con el camino, que nos hacía "volar".
Pero también la tristeza porque se acababa y no sería hasta el año siguiente cuando pudiéramos retomar nuestra ilusión de llegar a Santiago de Compostela.
La etapa en sí misma no es de las más bonitas, apenas algo que destacar hasta llegar a Burgos.
Burgos no nació con el Camino de Santiago, pero coincidió en él en el tiempo. Por eso, la ciudad fue muy receptiva al influjo de la ruta jacobea; tanto que hoy aún conserva múltiples vestigios de ello.
Burgos era la primera ciudad que el peregrino se encontraba desde muchos kilómetros atrás.
Las legiones romanas no consideraron necesario fijar un campamento sobre el alto que había junto al río Arlanzón en plena meseta. Allí no tenían nada por qué luchar. Era sólo un lugar de paso.
La situación a finales del siglo IX, era bien distinta. Era necesario defender el territorio conquistado a los musulmanes y Alfonso III ordenó la repoblación de la zona, que había quedado desierta.
Sobre el actual emplazamiento de Burgos, el conde Diego Rodríguez Porcelos (al que hemos mencionado en otra etapa), fortificó una colina, la más alta del lugar, que alcanzaba los 932 metros de altitud..
En muy poco tiempo, Burgos, con el apoyo de Alfonso VI, se convirtió en el centro más importante y mejor dotado de todo el Camino de Santiago.
Los peregrinos ansiaban llegar a este núcleo urbano, donde podían encontrar un bien surtido mercado y recibir una espléndida acogida.
El Hospital del Rey, uno de los más de treinta que llegó a tener la ciudad, alcanzó el máximo renombre en la ruta.
Había también una magnífica catedral consagrada en el siglo XI y sobre todo, la que dos siglos más tarde, se empezó a levantar la actual.
La presencia jacobea también se manifestó en cuantas grandes edificaciones se levantaron en la época y se conservan actualmente.
El citado Hospital del Rey, destinado hoy a la Facultad de Derecho, muy cerca del Monasterio de Las Huelgas Reales.
En el lado contrario de la ciudad, por donde entra el Camino se encuentra la iglesia de San Lemes, quien dedicó su vida al cuidado de los peregrinos en el hospital próximo de San Juan Evagenlista.
En 1968, en unas obras de restauración de la iglesia, se abrió el sepulcro del santo, cuyos restos, después de 900 años, se conservaban incorruptos.
Burgos, de esta manera, a caballo entre Logroño y León, sin estar, como estas dos ciudades, a una distancia carismática de Santiago-pues sus 475 kms., poco dicen ante los 600 y 300 de las otras dos-, ha sabido hacerse un nombre propio en la historia del Camino.
Aunque corta, quisimos madrugar en esta última etapa. Queríamos ver amanecer nuevamente en el Camino.
Nada más salir de Atapuerca hay que empezar a subir el monte hasta llegar a una cruz de madera situada en la parte alta.
Desde allí se divisa al fondo la ciudad de Burgos, que por lo temprana de la hora nos fue imposible dejar testimonio con nuestra máquina de fotos.
Cruz de madera (km.5).
Dos kilómetros más adelante nos encontramos con Villalval, con los restos de la torre y campanario de su iglesia.
Restos de la torre y campanario
Más adelante llegamos a Cardeñuela Río Pico.
Cartel de entrada
El Camino a la entrada de Cardeñuela, con la iglesia de Santa Eulalia
Detalle de la portada de la iglesia.
Campanario de la iglesia de Santa Eulalia
A la altura del kilómetro diez alcanzamos Orbaneja Riopico
Cartel a la entrada del pueblo
Iglesia de Orbaneja
Más adelante llegamos a Castañares,km.15. ....Casi estamos en Burgos.
Iglesia de Castañares.
Como se ha podido apreciar, los núcleos de población atravesados, son pequeños enclaves que apenas cuentan con la calle principal por donde transita el Camino.
Desde Castañares, para llegar a Burgos hay una doble elección. O bien seguir por el andadero que es monótono o usar la otra alternativa. Se trata de tomar en Castañares el paseo fluvial que a lo largo de cuatro kilómetros a la orilla del río Arlanzón nos dejará en el centro de la ciudad de El Cid.
Esta opción aunque no señalizada es fácil de encontrar y si algún problema hay, la exquisita amabilidad de los burgaleses nos facilitará el camino.
El río Arlanzón en algunos de sus enclaves es utilizado como "playa" fluvial.
Vista de la la "playa"
Arboleda junto al paseo fluvial
Como decíamos antes, el río Arlanzón nos deja en el centro de Burgos.
Río Arlanzón con las torres de la catedral al fondo.
Puente de San Pablo o del Cid sobre el río Arlanzón
Escultura ecuestre de Rodrigo Díaz de Vivar
"El Cid Campeador"
Pasada la estatua y por el Paseo del Espolón llegamos la Catedral.
Paseo del Espolón
Catedral de Burgos
Panorámica de la Catedral desde la Plazo de Santa María.
Las siguientes, son distintas fotografías obtenidas en la Catedral y sus alrededores.
Plaza Mayor de Burgos
Ayuntamiento de Burgos en la Plazo Mayor.
En la introducción de la etapa mencionamos la iglesia de San Lesmes a la entrada en Burgos del Camino, así como del Hospital del Rey y el Monasterio de Las Huelgas Reales.
Dejo algunas fotografías.
Monasterio de las Huelgas Reales (1)
Justo al lado del Hospital del Rey (Facultad de Derecho), teníamos nuestro alojamiento.
Otro hotelito con encanto, regido por una gran familia con la que trabamos amistad.
Y justo enfrente del hotel, este cruceiro.
Si prestamos atención, en la base del mismo hay una flecha amarilla que nos indica la dirección del Camino que si Dios quiere hemos de continuar el año que viene.
El camino continuará....pero esa será otra historia.
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