Como de costumbre, a las 7 de la mañana abandonábamos el alojamiento para dar cuenta de las etapa del día.
Presagiaba agua y así fue. Nada más salir empezaron a caer unas gotillas que después arreciaron.
Nos hemos visto obligados a sacar los forros de las mochilas, chubasqueros y yo también el paraguas; pero lo hice tarde cuando ya la gorra chorreaba agua por la visera.
El tiempo fue muy cambiante. Lo mismo llovía, que hacía aire, que salía el sol calentando bastante.
Por tanto, me quito, me pongo.....
Desayunamos en Santa Catalina de Somoza. Sólo café, pues teníamos pensado comer cocido maragato.
En este mismo sitio desayunamos en 2012.
Desde aquí hasta Rabanal fué todo seguido.
Como de costumbre yo me adelantaba y luego las esperaba. No puedo ir al ritmo de ellas.
A las 13.30 terminábamos la etapa sin novedad.
La comida, como ya adelanté fue cocido maragato. Sin palabras. No dejamos nada y a pesar de ello no se nos ha repetido.
La tarde como suele ser en estos pueblos tan pequeños, no ha tenido mucho que hacer.
Salí a dar un paseo y de camino hacer unas fotos de recuerdo.
A las 7 fuimos a una ermita enfrente, en donde la congregación de benedictinos que la regenta cantó en latín las vísperas.
Sólo éramos españoles nosotros cuatro. El resto y eran bastantes, todos extranjeros.
La cena ligera. Ensalada mixta.
Yo sólo, fuí a la misma ermita a la 21.30 para asistir a las completas y a la bendición del peregrino.
Ahora, a descansar, que mañana subimos a 1.500 metros y habrá lluvia.
Son las 22.40 horas.
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